El montaje parte del espacio de la isla desde el punto de vista mediterráneo para realzar los puntos de contacto con nuestra realidad. La música en directo, el vestuario, mezcla de épocas y el tono agridulce se apoya en la visión de Marivaux de la confrontación entre las clases sociales y el choque entre el individuo y la sociedad. Marivaux muestra una visión negra de los experimentos humanistas del momento- tan actuales hoy. La fórmula del teatro en el teatro llevada a sus últimas consecuencias sirve para ahondar en las claves íntimas de la obra y de un Marivaux más próximo al público actual. En principio, un grupo de personajes típicos del Marivaux cortesano, llamándose príncipe, condesa, etc. dilucidan sobre la pareja, el amor y otros tantos temas de la dramaturgia marivaudiana. La metáfora se adapta perfectamente a la sociedad actual. La comicidad de las situaciones, donde los personajes se caricaturizan unos a otros subraya el aspecto corrosivo de la modernidad de la crítica de Marivaux, premonitoria de la inminente Revolución Francesa de 1789.