En mi ya dilatada experiencia profesional ante los Tribunales de Justicia, he podido verificar la persistencia de «lo política y/o femeninamente correcto». Son muy pocos ?tanto en el ámbito del poder institucional como en el de los medios que le sirven? los interesados en saber la verdad, en conocer lo que se esconde en el trasfondo de las sentencias judiciales. Es mejor mirar para otro lado. ¡Ya se ha pronunciado la justicia!, se dice. Siempre he creído, sin embargo, que era urgente exhibir otra «verdad». La que resulta de confrontar las apariencias formales y sociales con lo que, más allá de todo ello, suele ocurrir en la vida de las personas, con la actitud de fondo de los protagonistas, con el impacto que todo ello produce en los seres más indefensos de toda esta tumultuosa historia: los hijos. En este trabajo ?en coherencia con esa posición inicial? hemos sometido a crítica todo el complejo entramado legal y jurisdiccional sin excluir posicionamientos ideológicos previos que están presentes muy activamente en el mismo. En él se puede encontrar, junto al régimen jurídico vigente y sus resultados en la actividad de nuestros Juzgados y Tribunales, las múltiples contradicciones y paradojas que invaden el sistema. Nos referimos a lo que Slavoj Zizek denomina, con notable acierto, la pervivencia de la «lógica del anverso obsceno». Soy decidido partidario de una revisión a fondo del sistema de tal forma que la guarda compartida pase a ser una opción preferente y normal, salvo supuestos muy excepcionales. Su lectura no dejará a nadie indiferente.