El ámbito subjetivo es una cuestión nuclear en el análisis de cualquier sistema de Seguridad Social; no en vano, los sistemas de inspiración bismarckiana se conocen también como profesionales, porque están diseñados para proteger a quienes desarrollan una actividad profesional, mientras que los sistemas que se han construido a partir de las propuestas de Lord Beveridge se denominan universalistas, ya que tratan de amparar a toda persona en estado de necesidad. El Sistema español de Seguridad Social se cimentó sobre las bases del modelo profesional-contributivo, pero en su evolución ha ido incorporando rasgos asistenciales, más acusados si cabe tras la instauración de prestaciones no contributivas, que protegen a personas en estado de necesidad prescindiendo de la condición de trabajador. A pesar de ello, la profesionalidad y la territorialidad continúan siendo las dos vigas maestras sobre las que se erige el ámbito subjetivo del Sistema de Seguridad Social. La nacionalidad, muy relevante en los orígenes de la previsión social, constituye hoy, a lo sumo, una causa de exclusión en situaciones patológicas, mientras que el estado de necesidad se ha convertido en una vía de expansión para superar las fronteras naturales de los modelos contributivos.