Aumenta el delito y aumenta de manera generalizada las tasas de personas presas en los países de América Latina y el Caribe, con gran hacinamiento carcelario y horrores de toda índole en el seno de la justicia penal. Lo mismo ocurre en los países de medianos y bajos ingresos de las otras regiones del mundo. También en los países de altos ingresos de Europa y América del Norte aumentan las tasas de presos y presas, pero en ellos, por contraste, los delitos más graves contra la vida y contra la propiedad han veni9do descendiendo notablemente desde mediados de los años noventa, y el aumento de personas presas se debe al aumento del número de migrantes que llegan en búsqueda de trabajo, provenientes de Asia, África, Europa del Este y América Latina y el Caribe, quienes, en lugar de obtener trabajo, son puestas en prisión. Se endurece la justicia penal y aumenta su aplicación en uno y otro grupo de países. La investigación más reciente y rigurosa realizada en países de altos, medianos y bajos ingresos de todas las regiones del mundo demuestra que el fenómeno tiene correlación directa con la inequidad de la distribución del ingreso dentro de los países y, anivel internacional, entre los países de altos ingresos y el resto del mundo, y que la tendencia a la inequidad continua en ascenso. Así las cosas, para reducir la criminalidad son imprescindibles políticas integrales, que no sólo promuevan buena justicia penal, sino, sobre todo, justicia social en el interior de los países y en las relaciones de intercambio entre los países de altos ingresos y los de ingresos bajos y medianos. Apoyados en información dura del ILANUD, CEPALC, el Banco Mundial y otras fuentes autorizadas, los autores presentan la situación mundial global, específicamente la de América Latina y el Caribe, sugiriendo lo que se debe hacer para establecer el modelo de derechos y obligaciones de las Naciones Unidas.