Kate Kimball le había dado la espalda a la fama y el glamour y había vuelto a casa a empezar una nueva vida. Lo único mejor que el espléndido y ruinoso edificio donde iba a montar su escuela de danza era Brody O’Connell, el fascinante contratista que iba a encargarse de la remodelación del lugar. No era habitual encontrarse con una mujer tan bella, sensual, provocativa... y tan irritante como Kate. Pero Brody estaba empeñado en resistir su arrebatador encanto. Aquella mujer era ni más ni menos que la hija mimada y perfecta de Natasha Stanislaski... no era para nada la mujer indicada para él. Sin embargo, cada milímetro de su ser le suplicaba que luchara por hacerla suya...