Si usted lector, compra este libro porque le gusta esta cubierta, porque le parece bonita sin saber muy bien por qué, pero quizá por que le recuerda «a las de antes», cuando los libros no se llevaban en el bolsillo, sino que embellecían y dignificaban las bibliotecas (y los lectores), es probable que le interese saber por qué es un hombre-kitsch. Si lo compra porque le ha hecho esbozar una sonrisa irónica, también le interesará saber por qué proceso mental ha sonreído al verlo.Ludwig Giesz no intenta analizar qué diferencia hay entre una obra de arte y una obra kitsch?puesto que «mientras la verdad del arte siga siendo un enigma, también lo será la falsedad del kitsch»?, sino que se aproxima al fenómeno del mal gusto y la cursilería desde la estética antropológica ; no estudia el objeto kitsch, sino la relación que establece el hombre con este objeto. En lugar de comparar el objeto de la obra de arte y el de la obra kitsch, prefiere considerar los actos conscientemente cursis y las condiciones que lo mismo pueden darse en el arte que en el kitsch.