Este es un libro de historias más que de historia que recorre en zigzag los dos últimos siglos que nos han tocado vivir: doscientos años de España, de sus gentes y de sus lenguas. Este libro va destinado a defender una evidencia: la difusión de la lengua española en la España moderna no es obra de unos reyes con peluca, y de unos dictadores con gorra de plato, empeñados en que todos habláramos igual. El fenómeno se debe, esencialmente, a algo más simple: la necesidad y el interés de los españoles por entenderse. Va destinado también a hacer humanas y, como tales, ridículas y absurdas en ocasiones, las historias heroicas de las lenguas de España. Esas historias llenas de hablantes mártires, cuyas lenguas perseguían los lacayos de la peluca y la gorra de plato; esas historias que nos hemos acostumbrado a oír como si fueran las únicas posibles Juan Ramón Lodares se pregunta si esos procesos que, con amabilidad, se conocen ahora como «normalizaciones lingüísticas» -que directa o indirectamente afectan a algo más de dieciséis millones de españoles- no son sino simples usos del interés político para controlar a la gente. Curiosa práctica esta, de venerable tradición entre nosotros, que siembra la duda sobre si para algunos españoles doscientos años de historia, y aún muchos más, no habrán pasado en balde.