Al cumplir 16 años, Ingrid recibe como regalo el diario de su bisabuela, Carmen Beltrán, que escribió a los sesenta años y en el que cuenta su complicada relación con el que llegó a ser su marido: Ramón Villalta, un pintor que fue su profesor, que alcanzó la fama y al que sacrificó su propia carrera como pintora, lo que la dejó frustrada. Al comenzar a leer el diario, a Ingrid se le ocurre la idea de centrar el trabajo escolar que tiene pendiente en el papel de la mujer en la historia del arte, un trabajo que va a realizar con su mejor amigo, Jacobo, que además está colado por ella. A medida que va descubriendo la frustración de su bisabuela, y la escasa representación de las mujeres en el arte.