Del viejo concepto de horno haber en criterio arqueológico, luego llamado horno sapiens con el patente orgullo del científico clásico, se ha pasado a recordar el concepto helénico de zoon logon que, a pesar de la interpretación romana de horno rationalis, hoy día se reconsidera como horno loquens (1). Porque nuestra época presente instaura la Lengua como la marca pertinente o rasgo específico o definitorio de ese ser llamado Hombre. De ahí la justificación científica de la alta preocupación por la Lengua del Hombre.