Actuar correctamente es un arte en el que la prudencia desempeña un papel fundamental. Sin embargo, ejercer esta virtud no resulta fácil en un mundo rebasado por la modernidad, donde imperan el exceso, la precipitación y el ruido. Carlos Díaz nos enseña que la prudencia es un medio de contención ante la época que nos ha tocado vivir; es la reflexión basada en la propia experiencia, que nos permite prever las consecuencias de nuestros actos para evitar posibles daños a nuestra dignidad como personas o a la de los demás. El autor nos invita a conocer y adoptar esta virtud suprema en todas las esferas de nuestra vida, mediante la práctica de la meditación que permite alcanzar el silencio interior y obtener la sabiduría necesaria para ser prudentes.