En nuestra época, la educación superior está cada vez más controlada, en parte por las presiones que se ejercen sobre las universidades para que ofrezcan «calidad» a través de un enfoque mecanicista y técnico. De ahí que este grupo de ensayos, provocativos y accesibles, analicen la pedagogía y la práctica de las enseñanzas humanísticas con el fin de estudiar las contradicciones provocadas cuando la enseñanza y la investigación parten de prácticas críticas en contextos institucionales opresivos y jerarquizados. El libro resultante contiene polémicos debates sobre la autoimagen en la enseñanza universitaria, sobre cómo transformar relaciones de poder opresoras en una cultura de enseñanza y aprendizaje más plural, y sobre la situación paradójica de expertos, maestros y alumnos de Humanidades en las universidades. Pero también comenta aspectos más generales como la naturaleza del saber o el proyecto simultáneamente político e intelectual que constituyen los estudios culturales en su específica localización geopolítica e histórica.