Como indica ya la cubierta, Lezama Lima, muy a su modo, contempla a Góngora. El cubano gordo y ufano se detiene a lo largo de esos dos ensayos a penetrar en el laberinto metafórico del hispano flaco y severo del Siglo de Oro. Es indudable que esos dos monstruos sagrados tenían que acabar revelando un día, en alguna parte, ese concubinato, y lo hacen aquí sin preámbulos ni explicaciones esclarecedoras sobre sus relaciones profundas. El autor de Paradiso da por supuesto que el lector sabe que su atracción por Góngora no es arqueológica, que no media tiempo entre ellos, que son casi lo mismo aunque?Luis de Góngora fuera de Córdoba, naciera en 1561 y muriera en 1627, y que José Lezama Lima naciera en La Habana hace 59 años y aún come, bebe, fuma y disfruta de su enorme vida.Introducen en este volumen un homenaje poético del poeta cubano Padilla y un poema «biográfico» de J.A.Goytisolo, por cuya mediación comunicamos a Lezama que no conocíamos tan bien como él suponía su relación con Góngora y le pedimos unas líneas aclaratorias. Poco después, recibimos dos folios inéditos con letra menuda y apretada, absolutamente diabólicos y bellos. No «aclaran» mucho, pero sí sugieren el modo de acercarse al elaborado y complicado diálogo que sostiene aquí con Góngora.