Prisionero del Estado, es el resultado de las horas de grabación magnetofónica en el confinamiento y cuentan, sin ahorrar detalles, las rivalidades políticas, conjuras, manipulaciones e ilegalidades que condujeron a la declaración de la ley marcial y a la matanza de cientos (la cifra no ha sido nunca aclarada) de estudiantes, obreros y simpatizantes en las calles de Pekín en la noche del 3 al 4 de junio de 1989.