El presente libro sabe combinar la crítica de la situación actual -al narcisismo televisivo- con la apuesta optimista por el futuro, planteándose a la vez las siguientes retos: promover una televisión más inteligente, un espectador más crítico, un uso de la televisión más activo y participativo, y una programación de calidad. Con gran rigor y lenguaje claro, la obra se erige así en una bocanada de aire fresco en el confuso debate actual sobre el tema.