¡Qué rica experiencia es rezar los salmos! ¡Qué dicha poder hacerlo con las mismas palabras con las que rezaba Jesús! ¡Qué devoción podernos hacer eco de los sentimientos de Jesús y de la Sagrada Familia al rezar los mismos salmos que ellos rezaban! Rezando los salmos hacemos nuestras las alabanzas que Jesús dirigía a su Abba cuando recitaba, por ejemplo, el salmo 100: Amo al Señor; o podemos llenar nuestro corazón de agradecimiento con el salmo 138: Te doy gracias porque me has escogido portentosamente; o de humilde fe y confianza al repetir las palabras del salmo 30: Pero yo confío en ti, Señor.Espigando en los salmos pretende solamente darnos la ocasión, con una breve introducción y comentario, de rezar el salmo uniéndonos a la oración silenciosa y humilde, perseverante y eficaz que Jesús hace en el Sagrario. Nosotros deseamos unirnos a esta oración eucarística de Jesús para llenarnos el alma de los sentimientos de alabanza, gratitud y confianza.El P. José Mª Casasnovas, s. j., al llegar a la India en 1953, recibió de un hermano jesuita el consejo que ha sido el motor de su vida misionera y sacerdotal: Sea Vd. un alma de sagrario. Y tanto en la India, como en la selva, como en Europa, el Señor del Sagrario es siempre el mismo. A Él se le ofrecen estas espigas de los salmos.