Cayo Aurelio Valerio Diocleciano, dálmata de origen y de modestísima cuna, está considerado uno de los soberanos más reformadores e inteligentes que ha tenido Europa. Nombrado emperador en el año 285 de nuestra era, pronto llegó a la conclusión de que un territorio tan vasto y con fronteras tan difíciles como el romano necesitaba más de una cabeza. Así surgió la famosa "tetrarquía": cuatro emperadores que se dividían la ardua tarea de gobernar el imperio a partes iguales bajo su jefatura suprema. La historia de Roma, que bajo este modelo político y administrativo fue una verdadera balsa de aceite, se convirtió en un catastrófico hervidero de guerras civiles a partir del 305, cuando Diocleciano -quien se autoproclamó "urbi et orbe" «hijo de Júpiter»- abdicó y obligó a hacerlo al césar Maximiano. Entonces, la indomable ambición dinástica hizo su aparición en escena. "La gran derrota de Diocleciano" es una magnífica novela de Jesús Pardo que ahonda en la compleja personalidad de quien llevó a cabo la más dura persecución de los cristianos realizada hasta la fecha.