La nube, con su arte magnífico de aparecer y desaparecer en el mínimo lapso de un parpadeo, se erige símbolo de lo pasajero, como los plenos momentos de la vida. Imprevisibles, seductoras y nómadas excitan al ojo, sin poder pasar inadvertidas sobre nuestras cabezas. A toda edad repotencian el interés que causan con su estética mutación, impalpables, incitan a reinterpretar la instantaneidad de sus rotaciones. Asocian variantes estados del ánimo y nos hacen testigos de lo enigmático. Desde el sentimiento, inducen un lenguaje verboso al referirnos a ellas. Con su arte de impresionar, acentúan una afirmación fenomenológica del maestro Bachelard; me refiero a «la alegría de maravillarse», la cual produce la imagen poética como conquista positiva de la palabra a modo de salvoconducto. Una alegría, de la que no deberíamos prescindir nunca, a pesar de los pesares que agobian. EDDA ARMAS EDDA ARMAS nació en 1955 en Caracas, ciudad donde reside. Es licenciada en Psicología Social por la Universidad Central de Venezuela, especializada en creatividad, facilitación de talleres de creación literaria y gestión cultural. Como poeta es autora de dieciséis libros publicados entre 1975 y 2016: A la hora del grillo (Ecuador, 2016), Alas de navío (México, 2016), Sin negativo ni estaciones (2012), Corona mar (2011), Toma lo simple por el tallo (2009), Armadura de piedra (2005), En bicicleta (Premio «XIV Bienal Internacional J. A. Ramos Sucre» 2002), Sable (Premio Municipal de Poesía «Alcaldía de Caracas» 1995), y una antología personal Dagas y otras flores (2007), entre otros. Figura en las antologías Rastros comunes, poesía venezolana del siglo XX (2019), Poesía Latinoamericana de hoy (bilingüe, 2016), Cantos de fortaleza. Poetas venezolanas (2016), Poetas en blanco y negro/Contemporáneos (2006) y otras; inéditos suyos circulan en Revista de Occidente (Madrid) y Sibila (2017). Como antóloga, ha editado Fe de errantes /17 poetas del mundo (En coautoría con L. Talmor, 2007) y El sol cambia de casa (1999). Presidió P. E. N. Venezuela (2005-2009). En 2013 la Universidad de Carabobo le impuso la «Orden Alejo Zuloaga» por su obra poética y sus aportes a la gestión cultural en Venezuela. Desde 2015, impulsa Dcir Ediciones en sociedad creativa con Annella Armas y Carlos Cruz-Diez.