Enrique Gavilán cuenta su trágica experiencia de un burnout profesional. Es difícil saber si estamos contemplando una crisis personal, o la crisis de una profesión, de un modelo de atención, o incluso de una sociedad Nos adentramos en las tribulaciones de un médico intentando alcanzar ese modelo perfecto de médico de familia que ha aprendido, que choca con un sistema cuasi funcionarial donde los méritos y el buen trabajo son menos que nada... Vas a compartir el verdadero privilegio haber contemplado una vida difícil. Merece mucho la pena leer este libro. Al llegar al final, sin duda, estarás de acuerdo conmigo (del prólogo de @rafabravo). Vocacionalmente médico de pueblo, Gavilán inició la práctica con una enorme exigencia: poner al paciente en primer lugar, resistirse a la medicalización de la sanidad... Pero los recortes, los cinco minutos por visita, el caos organizativo, las decepciones, terminaron provocando un hundimiento que culminó en una depresión. Gavilán lo cuenta con detalle y sinceridad, elogia su profesión y cuenta lo difícil que es practicarla de esa manera. Él hizo caso a su médica, buscó la ayuda de un terapeuta, y logró salir de aquel estado. Ahora sigue practicando la medicina de familia en un pueblo del norte de Cáceres.