El guión no es en verdad parte constitutiva del cine, no está hecho ni de imágenes ni de sonidos, sino de palabras. Incluso su existencia suscita controversias: para algunos es la biblia, la consigna que lo pone todo en marcha y que agrupa a un equipo; para otros es un ejercicio literario que asfixia la creatividad específica del séptimo arte y lo lleva directamente al academicismo. La autora explica que en cualquier caso el guión sigue siendo el punto de partida de las películas al que todos recurren en un momento u otro: productor, financieros, actores, realizadores y técnicos. Apoyándose en películas de referencia pertenecientes tanto al cine clásico como al cine moderno, Huet propone pistas abiertas en proyectos de naturaleza muy diferente. El libro concluye con una carta abierta de la autora al aprendiz de guionista, una verdadera guía sucinta de las cuestiones que hay que plantearse necesariamente antes de empezar a escribir.