La progresiva diversidad en nuestra sociedad plantea continuamente retos para su gestión desde un enfoque de derechos humanos. La igualdad de todas las personas y la protección de las minorías lingüísticas, culturales, religiosas o de otro tipo se plantea como un elemento necesario e indispensable para garantizar la convivencia y cohesión social en marcos democráticos como el nuestro. Estos elementos se ven reflejados en una forma más clara en cuanto nos referimos a la gestión del espacio público. En este sentido, en los últimos tiempos, el factor religioso ha cobrado mayor protagonismo en este campo. Éste es, desde la óptica de los derechos humanos, uno de los retos más actuales que se plantea en esta esfera.