Este libro parte de una premisa: la homilía «está enferma», existen graves deficiencias en la predicación dominical, como ya advirtiera Benedicto XVI en la exhortación Verbum Domini. Muchas homilías son aburridas, largas y desmotivadoras para los fieles. Mediante divertidas anécdotas y atinados ejemplos, el autor va desgranando los defectos más comunes en la predicación, ofrece consejos para que la homilía recobre interés y ayude a los fieles a descubrir el sentido de la existencia humana, y destaca las cualidades esenciales de una buena homilía: brevedad, claridad, ejemplaridad, centralidad en Jesús y en la Palabra de Dios. El libro presenta algunos predicadores modélicos (Bernardino de Siena, Domingo de Guzmán, Fulton Sheen, Juan Pablo I…) y ofrece una antología de textos sobre la predicación y una amplia bibliografía sobre el tema.