Entre 1844 y 1856 funcionó en toda España el telégrafo óptico, un sistema de envío de mensajes de torre a torre, doce de las cuales fueron construidas en la provincia de Burgos. La efímera vida de este sistema de transmisiones hizo que se perdiera rápidamente la memoria popular. Las torres fueron compradas por particulares, abandonadas por el Estado y aprovechadas por quien pudo y quiso. En este libro se recupera la historia y se da a conocer lo que ha ocurrido con los edificios de Revilla Vallejera, Villazopeque, Cavia, Burgos, Cótar, La Brújula, Prádanos de Bureba, Grisaleña, Pancorbo, Candepajares, La Puebla de Arganzón y el monte Motrico de Miranda de Ebro.