«Cuando el avión aterrizó en Jerez de la Frontera hacía frío y había una humedad insoportable en el ambiente. Eusebio salió del avión el primero y antes de entrar en la terminal vio tras la cristalera a Enrique Gozálvez que le saludaba sonriente moviendo la mano. A Eusebio le entró de pronto una pereza casi paralizante». Así comienza el jurista Valentín Cortés Domínguez una novela en la que el protagonista, un abogado con experiencia, recibe un encargo de un cliente que representa unos valores que no comparte.