Sería difícil sostener que el fútbol posee una jerga propia. Ha ido incorporando usos ya consolidados en otros deportes o procedentes del campo bélico. El léxico del fútbol es pirata: vive en gran medida de las apropiaciones sin cuento y, al no tener un vocabulario delimitado, ofrece un terreno propicio para la creación metafórica y sorprendente.