La catástrofe cultural de Irak en el año 2003 fue un acontecimiento que conmovió al mundo. Una vez capturada Bagdad por las tropas de Estados Unidos, comenzó una ola de pillaje que provocó la desaparición o destrucción de miles de obras de arte en el Museo Arqueológico. Aún fresca esta tragedia, miles de asentamientos arqueológicos fueron saqueados. Cuando Fernando Báez llegó a Bagdad, ya declarado el fin de la guerra, descubrió que la posguerra era más violenta y encontró este panorama desolador. De inmediato, elaboró su versión de los hechos, con todos los detalles del terrible expolio y devastación del patrimonio cultural de Irak.