Este número es un testimonio de las múltiples formas que la investigación en traducción puede adquirir en el siglo XXI en el que siguen apareciendo fenómenos que no han pasado el tamiz académico. Cada capítulo presenta un conflicto de la práctica traductiva y lo resuelve desde un nuevo enfoque: Alonso y de la Cova establecen las bases para la fusión perfecta entre el profesional y la máquina en un tiempo en el que esta puede resultar amenazante; Rodríguez, Ogea y Castillo analizan el género multimedial desde una perspectiva en el que la palabra cobra fuerza y se desliga del apelativo subordinada; Maqueda y Gaustad desentrañan en clave sociológica los estereotipos en traducción; Porlán y Ruiz demuestran que la inaprensible interpretación requiere de una didáctica más creativa; Expósito sistematiza las lagunas del discurso entre dos lenguas "hermanas" y, finalmente, Monferrer reinventa a Lakoff con su estudio sobre formas transitorias de escritura del árabe en comunidades cristianas.