Los puertos y los aeropuertos son plataformas logísticas que facilitan el transporte masivo y a grandes distancias de mercancías y de personas, con barcos y aviones cada vez más seguros. Son elementos clave en la era de la globalización. La importancia de estos nudos de transporte en la moderna economía es extraordinaria, son verdaderos ejes vertebradores en donde se toma el pulso económico a los principales problemas mundiales. Un altísimo porcentaje de mercancías se transportan por mar y millones de viajeros, por razones de trabajo o simplemente por ocio, utilizan estos medios. La movilidad de mercancías y de personas es consustancial a las sociedades modernas. Ahora bien, el terrorismo internacional, especialmente el de origen islamista radical, ha centrado sus objetivos en estos dos grandes medios de transporte y en las plataformas que los sustentan. Las amenazas que se ciernen en torno a la navegación marítima y aérea, y por ende, a los puertos marítimos y a los aeropuertos, son evidentes. Puertos y aeropuertos, en este contexto, son considerados infraestructuras críticas por razones obvias, cualquier acto antisocial cometido contra estos medios salta de inmediato a las primeras páginas y a las cabeceras de los medios de comunicación de masas de todo el mundo. Basta recordar los sucesos de las Torres Gemelas, del metro y de los autobuses de Londres, o de los trenes de cercanías en Madrid, que siguen vivos en la memoria de todos, por las enormes masacres que supusieron. Más recientemente, un avión era abatido en Ucrania en un contexto prebélico. La sociedad internacional no puede permanecer impasible ante los riesgos. En este contexto de la lucha contra el terrorismo y el crimen organizado, la seguridad privada ha ido adquiriendo paulatinamente un mayor protagonismo, sobre todo en los aeropuertos, y hoy es ya un complemento imprescindible en el control de accesos de pasajeros y de equipajes. Esto exige que el personal de seguridad privada sea especialmente formado en el manejo de la sofisticada tecnología que debe operar, entre la que, obviamente, deben encontrarse los «aparatos de rayos X y otros medios de detección», así como mentalizado de la importantísima labor que, en este tipo de servicios, tiene que desempeñar bajo la supervisión de las Fuerzas y Cuerpos que sean competentes en cada caso. Y es, en este marco, en el que se elabora la presente obra, que pretende, de manera básica, capacitar al personal de seguridad privada que ha de operar con aparatos de rayos X y otros medios para detectar elementos prohibidos o peligrosos a través de tales medios, entre los que, qué duda cabe, deben encontrarse todo tipo de armas y de artefactos explosivos. Al mismo tiempo, se adapta y amplía los contenidos mínimos dispuestos al respecto en la normativa vigente sobre formación del personal de seguridad privada.