Instalado en la mencionada casa, conocida por los vecinos del pueblo de Serón como “la del inglés”, recibiría la inesperada visita de Luna, tataranieta del ingeniero de minas, Antonio Carvajal Collado, que trabó fuerte amistad con su tatarabuelo William Stone. Ese encuentro, les impulsará a investigar la historia común de sus antepasados y resolver, tanto su enigmática intercomunicación escrita, como las tablas criptográficas guardadas en depósito por Roger Brocanter, descendiente de una antigua familia de judíos conversos catalanes establecidos en la comarca de Serón desde la primera mitad del siglo XVIII.