La población objeto de este estudio –las personas mayores de 64 años de nuestra comunidad que viven en domicilios particulares– aparece, a la luz de los datos obtenidos, como un colectivo social cuyos estilos de vida, actividades y valores responden a pautas bien conocidas, y por ello poco sorprendentes. Las personas mayores conforman una categoría social cuya vida gira, esencialmente, alrededor de la familia no solo en el plano material, sino también en el simbólico. De esta forma, qué ocurra en sus familias, cómo sea la vida en ellas y cómo se sientan tratados por sus familiares –aun cuando no formen parte de su mismo hogar–, particularmente por sus hijos/as, es absolutamente decisivo para su estado de ánimo y para su actitud general ante la vida y los avatares que esta depara cuando se está en la última fase del ciclo vital. Que el envejecimiento de la población representa uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta hoy nuestra sociedad, no debería ocultar el hecho de que es el resultado del desarrollo económico y social, así como de los indudables logros alcanzados en el ámbito de las políticas de salud pública. Si bien es cierto que el envejecimiento depara crecientes exigencias económicas y no pocos problemas sociales, no lo es menos que las personas mayores atesoran muy valiosos recursos de todo orden, y que, como demuestra este estudio, realizan aportaciones de gran relevancia al funcionamiento de nuestra sociedad, y de las familias muy en particular.