Considerada por muchos la primera gran obra rusa moderna, la Vida del Protopope Avvákum (escrita entre 1672 y 1675) es una de las más valiosas manifestaciones de la literatura rusa anterior a Pushkin y por ella mostraron profunda admiración e interés autores como Dostoievski, Tolstói o Gorki. El texto se centra en la figura de Avvákum Petrov, en su vida familiar y en la de su comunidad de correligionarios, los llamados «viejos creyentes» o «raskólniki» que, liderados por él, se opusieron frontalmente a la reforma del patriarca Nikon, que impulsaba un acercamiento a la liturgia ortodoxa griega y abría la puerta a la injerencia del Estado en los asuntos eclesiásticos. Por sus ideas, los raskólniki sufrieron una feroz persecución y represión por parte de las autoridades zaristas y se vieron obligados a buscar refugio en Siberia o en las lejanas estepas meridionales. El estilo de Avvákum es colorido, contundente, vivo y deja en el lector una impresión de frescura e inmediatez. Su original estilización de la lengua hablada, así como su claro esfuerzo por acceder a los abismos del alma humana, marcarán el camino hacia la edad de oro de la narrativa rusa. La Vida del protopope Avvákum inauguró un género literario y contribuyó a la formación de una nueva mentalidad en la que ya se adivinaba el germen del individualismo moderno.