Febrero de 1792, mientras Francia se sumía en los vertiginosos cambios de la Revolución francesa, España, su tradicional aliada, contemplaba expectante el devenir de los acontecimientos. Preocupado por el riesgo a un contagio revolucionario, el ministro Floridablanca había optado finalmente por cerrar las fronteras, impidiendo la entrada de cualquier noticia de Francia. O al menos así lo había creído el teniente Luis de los Ríos Zarzosa, comandante de uno de los puestos de control, hasta que un misterioso emisario le hace entrega de una extraña orden: dejar pasar una carroza que transporta propaganda revolucionaria francesa. Su sentido del deber le recomienda obedecer, pero su instinto le hace sospechar. Una serie de asesinatos, intrigas y traiciones está a punto de envolverle y cambiar su vida para siempre. «Vivimos al lado de una hoguera que lo puede incendiar todo, destruir la religión y la autoridad soberana del rey, así como la existencia de la misma monarquía y de las clases que la componen». José Moñino y Redondo, conde de Floridablanca