Todos los hijos del Carmelo han asumido, vivido y enseñado hondamene el misterio de María. No podía ser menos dentro de una familia mariana por excelencia. Ninguno, sin embargo pretendió darnos un tratado mariológico estructurado. Nos han transmitido sus respectivas profundas experiencias de lo que supone vivir el propio proyecto de salvación de la mano de la que fue Peregrina de la Fe.