El Sínodo de los obispos es una reunión periódica consultiva para información papal. Sus asambleas están formadas por patriarcas representantes de las Iglesias orientales en comunión con Roma, delegados de las diversas Conferencias Episcopales de rito latino, varios superiores generales de congregaciones religiosas, los cardenales prefectos de la curia romana y un grupo de nombrados personalmente por el papa. El fin de sus asambleas es debatir colegialmente con el papa, y bajo su autoridad, sobre los problemas más importantes de cada momento histórico. El Sínodo de los obispos, cuyo origen data de la primera expansión eclesial y que a niveles patriarcales se había mantenido en las iglesias orientales, fue recuperado, para toda la Iglesia católica, por decisión del papa Pablo VI en el Concilio Vaticano II (1965). Aunque su índole sea, de ordinario, sólo consultiva, puede tener también capacidad deliberativa por autorización del papa. Esto lo transformaría en un pequeño concilio ecuménico. Tal caso aún no se ha dado, pero está previsto en el Código de Derecho Canónico (1983). El Sínodo de los obispos, además de sus asambleas ordinarias trienales, está celebrando en estos momentos, por encargo del papa Juan Pablo II, asambleas esenciales de tipo continental, como preparación de toda la Iglesia al gran jubileo del año 2000. En ellas se deliberan los temas más específicos de cada continente. El presente volumen de la BAC 2000 pretende informar cumplidamente de los orígenes, evolución y trascendencia del Sínodo de los obispos.