Hace ya mucho tiempo que los hábitos intelectuales de los filósofos se han vuelto sigilosos. Normalmente ellos leen y meditan en silencio y también en silencio escriben páginas que serán interpretadas por lectores taciturnos. Desde la soledad de sus estudios los filósofos dialogan con sus colegas, pero lo hacen a través de escritos que, sin su presencia, se interrogan y se responden entre sí. Este libro presenta dichos registros para encontrar en ellos las voces, los ecos, los murmullos, esas fugitivas palabras de filósofos.