El año de 1896 es un año crucial no sólo para la trayectoria personal de Rubén Darío, sino para la historia del Modernismo e incluso para el futuro de la poesía en lengua española. Ese año, Darío publica la primera edición de Prosas Profanas, texto en el que todos los recursos del modernismo -el culturalismo, el virtuosismo musical, la sinestesia pictórica, el erotismo- alcanzan su máxima expresión. Un texto parnasiano en origen y que completará su personalidad renovadora con el aporte simbólico de la edición de 1901. Es también el año de otro libro, Los raros, esta vez de prosa, en el que Darío ofrece a sus lectores una cartografía de sus lecturas más queridas y más decisivas para la conformación de un estilo que habría de revolucionar el escenario de la poesía hispánica de esos años. Desde Edgar Allan Poe a Eduardo de Castro, desde Paul Verlaine a José Martí, desfilan por estas páginas algunos de los más relevantes escritores finiseculares europeos e hispanoamericanos, y junto a ellos otros, menos conocidos, pero que fueron igualmente decisivos en la maduración literaria del gran Poeta de América. El libro es, además, un extraordinario friso en el que se inscriben las más importantes manifestaciones culturales de la época.