La lengua es algo vivo y latente y, como tal, continuamente surgen nuevas palabras que vamos adaptando según las necesidades de los diferentes aspectos de nuestra vida. Muchos son los términos nuevos que surgen cada día y que inundan nuestra lengua. Son los neologismos. Nos los encontramos en estética, gastronomía, política, economía, salud, deportes, ocio y espectáculo, ciencias y tecnología, creencias y valores, cultura y artes, etc. La mayor parte de ellos todavía no están recogidos en diccionarios al uso pero, sin embargo, sin saber su significado no entenderíamos muchos de los documentos o noticias que llegan a nosotros. Si alguien nos comenta que antes de ir de rave se fue a cenar a Marineros nextdoor donde pudo comprobar el éxito del must de la temporada; aunque si lo hubiera sabido, hubiera terminado en un panasiático y así en vez de verse obligado a comerse un solomillo al clembuterol y soportar al übersexual de la mesa de al lado, se hubiera pedido un sashimi take-away, hubiera ido a casa, se hubiera visto una road-movie y hubiera estado de lo más yin-yang. ¿No nos quedaríamos ojipláticos?