La Villa Savoye responde a la invención de una nueva tipología que se asienta en la encrucijada entre dos referencias: la del ideal clásico y la de la vivienda moderna, cuyo modelo ideal aspira a simbolizar. Se trata de una obra de síntesis en la que las tesis urbanísticas y el vocabulario arquitectónico desarrollado por Le Corbusier en el período 1920-1930 alcanzan su máxima expresión. Su «pureza total» y su radicalidad la convierten en uno de los ejemplos de residencia individual más innovadores del siglo xx.