Yendo pedagógicamente más allá de las escuelas laicas de inspiración anarquista que habían visto la luz en el siglo XIX, Francisco Ferrer Guardia fundó en Barcelona la Escuela Moderna. Esa institución abrió sus puertas en 1901, y rápidamente fue fustigada por la iglesia y los poderes establecidos. La Escuela Moderna era laica, mezclaba en sus aulas niños y niñas que gozaban de una libertad insólita para la época, defendía una educación científica y humanista que potenciaba el pensamiento libre y crítico, y orientaba a sus alumnos hacia una comprensión de la realidad que debía conducir a la emancipación individual y de ella a la de la sociedad. La ocasión para desembarazarse de Ferrer Guardia y la Escuela Moderna surgió con los acontecimientos de la Semana Trágica. Falsamente, Ferrer Guardia fue acusado de ser el organizador de la revuelta. Juzgado en consejo de guerra, fue condenado a la pena máxima y fusilado el 13 de Octubre de 1909. Ante el oficial que mandaba el piquete de ejecución Ferrer Guardia gritó Viva la Escuela Moderna antes de ser asesinado. Su legado se halla recogido en estas páginas.