El Espíritu Santo nos ayuda en todo: desde hacer posible nuestra relación con Dios hasta capacitarnos para tratar de una manera totalmente nueva a nuestros hermanos. Son los signos de vida que pone a nuestro alcance y nos abre el corazón a una transparencia que hará posible el testimonio tantas veces anunciado como fundamental en la Iglesia. Es importante profundizar en el sentido de los siete dones del Espíritu Santo, que son la manifestación de su acción evangélicamente transformadora en nosotros.