El presente trabajo demuestra la estrecha relación que existió entre la pintura y la fotografía en el siglo XIX en España, y rastrea la importancia que esta última tuvo en el proceso creativo de muchas de las pinturas que hoy conocemos. Obviamente, la fotografía y la pintura son dos técnicas muy distintas. En la fotografía, tras el objetivo hay un individuo que la maneja, el ojo de la cámara es fijo, aséptico y a veces implacable, mientras que el pintor es más subjetivo, más sentimental, más dependiente de los cambios de humor y de las tendencias, porque la pintura tiene un carácter creativo e interpretativo que no siempre encontramos en estas primeras fotografías. Prueba de ello es el caso de Dionisio Fierros, que en ocasiones se sirve de la fotografía como base, pero a partir de ella crea e interpreta y sus obras la trascienden, la superan, y sus cuadros vibran llenos de vida, color y sentimiento. Dos técnicas distintas, dos caminos diferentes para entender la realidad del siglo XIX y en definitiva, una misma intención que subyace en pintores y fotógrafos: el ser testigos fieles de la actualidad. Un breve recorrido por la pintura y la fotografía del S. XIX, y en especial, por la obra de Dionisio Fierros, que abre nuevas vías para un estudio más completo del arte novecentista.