LA extensa obra de Adonis (Siria, 1930) a sus 17 libros de poemas habría que añadir 13 volúmenes de ensayos y estudios críticos representa en su conjunto una de las experiencias más densas y fértiles de la literatura árabe contem poránea: no en vano, en los últimos años su nombre suena siempre en los rumores que corren sobre los candidatos al Premio Nobel de Literatura. Pero con Nobel o sin él, nadie puede arrebatar a Adonis ese empeño en la reconstrucción de un lenguaje poético radicalmente nuevo que, sin embargo, extrae en buena parte su fuerza expresiva del legado clásico árabe. La gran aventura de Adonis y la de otros autores árabes a partir de los años cincuenta del pasado siglo consiste en introducir la poesía árabe en la con temporaneidad, llevar a cabo en su literatura una revolución paralela a la realizada en Europa con la aparición de los parnasianos y el simbolismo francés. La magnitud de la ruptura que provoca en la tradición poética árabe sólo puede entenderse si pensamos que las experiencias ajenas que ha de incorporar no se reducen a ese gran salto adelante de la poesía europea de fines del siglo XIX, sino que comprenden también las riquísimas consecuencias que produjo en el primer ercio del siglo XX, como la poesía vanguardista o experimental y el surrealismo. Aventura del poeta Adonis, del ciudadano del mundo Ali Áhmed Saíd Ésber, que se refleja con voz personal e inconfundible en poemas que van y vienen de la poesía occidental contemporánea a la poesía árabe clásica, pasando por la oscura herencia del sufismo, la literatura mística musulmana.