La necesidad de crear un arte nuevo llevó a los artistas españoles de vanguardia a indagar en facturas del pasado que no habían sido aún utilizadas. Entre ellas, se encontraban las del arte prehistórico, extraordinariamente novedosas desde el punto de vista plástico y que se estaban sacando a la luz a través de diversas publicaciones en las primeras décadas del siglo XX. El campo de investigación del libro se ciñe a determinar la justa medida en que los creadores se adentraron en su estudio; la causa y el momento del empleo de esos referentes; su carga ideológica y emocional; la forma en que los utilizan, reelaboran o transforman en su proceso creativo; el punto en que su tratamiento determina su evolución artística; los tipos de manifestaciones concretas de que se sirvieron y la manera de acceder a su conocimiento. De todo ello se deduce que el arte prehistórico no sólo es un elemento recurrente, más o menos secundario, sino que se constituye en eje iconográfico e intelectual articulador de las concepciones plásticas de cada artista que obliga, en la mayoría de los casos, a releer su obra en virtud de estas cuestiones.