Si todas las batallas son una tragedia, la de Trafalgar es especialmente dramática. La escuadra hispano-francesa sabe que va a ser derrotada por la británica, y, no obstante, sale a su encuentro y se bate con coraje; su comandante adivina la táctica de Nelson, y sin embargo, no rehúye el combate. Trafalgar es la partida final de un gran juego que Inglaterra y España empezaron en el siglo XVI con el dominio de medio mundo como meta, y que condicionó la política y la economía de los dos países. Mucho se ha escrito de esta batalla tan heroica como innecesaria ?mera maniobra de distracción de Napoleón, pues sus enemigos ya estaban vencidos lejos de allí, en Europa Central?, pero pocas veces se ha narrado de forma tan apasionante. Julio Albi aporta en El día de Trafalgar una nueva forma de ver el conflicto, transforma la Historia en pura aventura, y recuerda al hablar del nefasto 21 de octubre de 1805 el áspero camino que se recorrió hasta llegar a ese día, que, seguido como fue por la ruinosa Guerra de la Independencia, costó a España su papel de potencia europea.