Considerado como una de las figuras más destacadas de la narrativa latinoamericana contemporánea, Augusto Roas Bastos supera, por la calidad de su obra y por la riqueza de sus registros, los moldes exclusivos de un género. Historia y ficción se funden en el quehacer roabastiano para ofrecer al lector un verdadero complejo imaginativo, tan lúcido como sugerente, en el que el hombre y sus símbolos asumen el papel protagónico que en realidad les corresponde. La labor de Roa, en su totalidad y en cada uno de sus fragmentos, pone de manifiesto una absoluta conciencia liberadora impone la presencia de la palabra viva y cuida el artificio de sus fórmulas, todo ello en función de un arte de escritura en el que cuenta siempre la "predestinación apasionada de una vocación".