La Iglesia actual, enfrentada a un profundo cambio cultural, experimenta una grave carencia de evangelización. Muchos católicos actuales son aún hijos de una sociedad en la que llegaron a la fe más por socialización que por decisión personal. Esta circunstancia hace que la transmisión de la fe a las nuevas generaciones esté sufriendo también una grave crisis. Muchos se preguntan si el cristianismo ha dejado de tener futuro en nuestra cultura de comienzos del siglo XXI. Y la única respuesta cristiana a esta pregunta es que sigue habiendo caminos abiertos a la esperanza.A partir de una luminosa intuición de Pablo VI en Evangelii nuntiandi, el autor presenta una reflexión sobre la autoevangelización de la propia comunidad cristiana, como camino que puede hacer posible que los cristianos de hoy, a partir de la experiencia vivida de su propia evangelización, se capaciten para ser evangelizadores de sus ambientes en este momento histórico de la Iglesia.