Monografía en la que sus autoras plantean que el aula no es sólo un lugar donde conviven profesores y alumnos, sino que es un escenario comunicativo donde se habla y se escucha, donde se adquieren y practican estrategias de persuasión, de convencimiento, de negociación (también de chantaje); donde se aprende qué decir y a quién, cómo decirlo, cuándo, cómo interpretar el sentido y contenido de los mensajes de los demás. Es un laboratorio de expresión y comprensión de sentimientos propios y ajenos, un lugar donde el discurso del profesor tiene que conectar con las formas de decir, de entender y de hacer de los alumnos. En este escenario, el discurso educativo constituye uno de los instrumentos capaces de articular la construcción interpersonal y social del conocimiento humano, de unir lo cognitivo y lo social. Por todo ello este libro pretende facilitar estrategias, instrumentos, herramientas prácticas para que los docentes mejoren la forma de hacer llegar los contenidos a los alumnos y de mejorar su bienestar emocional, de modo que los alumnos comprendan mejor, el proceso de enseñanza-aprendizaje se desarrolle de una manera óptima y se refuerce la motivación y la implicación personal del alumno en su proceso de aprender. Las autoras hacen también un análisis sobre la importancia de la aplicabilidad de las TIC a la educación, sobre las redes sociales y sobre la exigencia de la alfabetización digital, y presentan un material eminentemente práctico dando explicaciones sobre cómo aplicar todo esos criterios psicopedagógicos y comunicativos (desde la interactividad) al diseño de materiales didácticos digitales e interactivos.