Nueve jóvenes críticos, ocho americanos y un español, indagan y reflexionan sobre la obra y la vida de José Lezama Lima. La Introducción del hispanista checo Emil Volek y el Prólogo del crítico cubano José Prats Sariol completan el volumen. Francisco Serratos: El concepto de amistad en la correspondencia de María Zambrano y J.L.L. trata de un tema muy poco estudiado: las indagaciones sobre los dos grandes escritores y las tan necesarias pesquisas de literatura comparada. Edith Marsiglia en Doce de los órficos: una incursión en el sistema poético de J.L.L. penetra en una de las zonas más críptica de la obra lezamiana. Su análisis del poema, vinculado a las identificaciones de Lezama con las diversas resonancias cristianas del orfismo, proyecta una prueba no sólo de la erudición a veces abrumadora, sino de cómo su afán incorporativo carecía de fronteras. En J.L.L. o las apologías eleáticas mexicanas, Susana Zaragoza-Huerta devela con precisión exegética las relaciones del cubano con sus pares de México, en especial con Octavio Paz y con el poeta que exhibía con orgullo su condición de discípulo, el tabasqueño José Carlos Becerra. El ensayo de Marcos Pico Rentería, Notas de muerte en el Paradiso de J.L.L. exalta cómo Lezama tuvo en México su principal referente latinoamericano, según puede leerse en La expresión americana. Un Paradiso teñido de niebla: el reino traslúcido en la novela de J.L.L., de Francisco León Rivero, discierne en Paradiso, una aventura que sabe llena de abismos, cimas y simas barrocas. La curiosa indagación vincula con acierto el asma del autor con la de José Cemí, dentro de las zonas autobiográficas del texto, al tiempo que expande en el mismo la presencia de la niebla o neblina que caracteriza el clima de la isla. Jexson Engelbrecht estudia en Las ilusiones perdidas de José Lezama Lima las cartas de Lezama a su hermana Eloísa, cuidadosamente apoyado en referencias históricas y en informaciones políticas sobre la represión del régimen cubano, pero sobre todo en los implícitos subversivos de Paradiso, denuncia de las turbulentas relaciones entre el escritor y el Poder. En Lezama crítico de arte: Artizar y atizar la imagen a través de la palabra, Solem Minjárez no sólo añade pruebas sobre el predomino del sentido visual en su obra, sino para considerar la enorme relevancia del crítico de arte, quizás opacado por el poeta y el novelista. Solymar Torres-García en El Curso Délfico y la traducción literaria, tras una reflexión sobre el arte de traducir y sobre sus singulares dificultades con el autor, nos entrega su excelente versión del cuento Fugados. Sólo lo difícil es estimulante, parece repetir con Lezama Katie Brown, en Entrando en la imagen oblicua lezamiana: la aventura de traducir Figuras del sueño. Y en efecto: si arduo es trasladar del español al inglés cualquier texto de Lezama, mucho más es enfrentarse a esa plurisémica labor con un poema de los más imantados, de los más carentes de transparencias connotativas.