En el año de 1565, durante las excavaciones en el Foro de Roma, se encontró en las proximidades del arco de Septimio Severo parte de la base que sostenía la columna rostral perdida que conmemoraba la primera victoria naval conseguida por Roma sobre quienes serían durante siete décadas sus más encarnizados enemigos, los cartagineses, en el 260 a.C., en Sicilia, en la costa de Milas, población próxima a Mesina, en el norte de la isla. La inscripción de la base, gravemente mutilada, informaba de algunos pormenores de esta victoria, de importancia excepcional pues, hasta entonces, el dominio del mar había sido cosa de Cartago, y, de alguna manera, presagiaba la que en el 241, esta vez frente a la costa noroccidental de la isla, en las islas Egades o Egadas, saldaría la primera guerra púnica. Pues bien, el artífice de aquella primera victoria naval en el 260 fue Gayo Duilio, uno de los dos cónsules de ese año, y en conmemoración de tal hecho se levantó una columna rostral (rostrata): es decir, una columna adornada con los espolones arrancados a las naves enemigas apresadas, tal como muestra la reconstrucción del monumento que exhibe el Museo della Civiltà Romana. «Fue eminente el talento de Chacón en rectificar y restituir a la letra los antiguos Escritores, lo cual se miró como un don del Cielo concedido a aquel siglo. Estos y otros testimonios de su saber le merecieron los elogios de sus mismos contemporáneos, romanos, franceses, y flamencos, hasta tributarle algunos los halagüeños y ostentosos dictados de Varrón de su siglo; de completo tesoro de todas las facultades; y de rio perenne de las ciencias.» («Retratos de los españoles ilustres: con un epítome de sus vidas», Madrid, en la Imprenta Real, 1791)