Hoy en día existen múltiples evidencias de que la mujer puede tener un aumento del riesgo de padecer dolor crónico. De hecho, diferentes estudios epidemiológicos han demostrado una mayor frecuencia de síntomas de dolor crónico en las mujeres frente a los hombres en la población general. También es conocido que la mujer está sobrerrepresenada en varias entidades origen del dolor crónico, como por ejemplo la migraña, la cafalea tensional, los trastornos de la articulación temporomandibular, el síndrome del colon irritable, y la fibromialgia, que son significativamente más prevalentes en mujeres que en hombres, con unos ratios entre la mujer y el hombre que oscilan desde el 2:1 hasta el 9:1. En modelos farmacocinéticas de algunos principios activos, ya se incluye el sexo del paciente cono una variable específica, además de las clásicas de edad, peso y estatuar. Las razones que justifican estas diferencias son obviamente complejas y multifactoriales, implicando factores hormonales, fisiológicos, psicológicos y socioculturales. Es seguro que, en un futuro próximo, las estrategias terapéuticas, y los tratamientos individualizados, incluirán el sexo y el género, así como a las variables psicológicas y farmacológicas, dentro de los estándares del tratamiento de nuestros pacientes… Todos estos aspectos, y otros como las opiniones intervencionistas en entidades específicas de dolor crónico en la mujer, lo hemos recogido en el libro.