El tiempo cronológico y el tiempo meteorológico están ambos inextricablemente unidos en la urdimbre de una cultura tradicional incardinada en una naturaleza, a veces madre ubérrima, a veces madrastra, dueña de oscuras fuerzas destructivas que condicionaba el devenir de nuestros ancestros en un mundo eminentemente rural, en el que la vida se medía por las estaciones con sus respectivas labores agrícolas y santos protectores, que iban gravitando unidos a los días, como la Tierra alrededor del Sol, a través de los doce meses del año. Mª Jesús García Armesto